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martes, junio 26, 2007

La problemática del cerdo en los menús del día


Este post es un “lo prometido es deuda”. Muchos habéis pedido una explicación de mi mención a esta materia… ¡sorprendente cuando menos! Ojo, sorprende que pidáis explicación, no el tema propiamente dicho. Considero la problemática del cerdo en los menús del día como un argumento de rabiosa actualidad. Curioso es que aún no lo hayan mencionados los tertulianos de la radio y la tele (Creo que “el tomate” está pensando en hacer un especial sobre el asunto).
Les pongo en antecedentes…
Llegas un día a la oficina, y descubres que el mundo mundial es un compendio de personas de lo más variopinto. Puedes encontrar un australiano adicto al deporte del remo, a un inglés que ha descubierto que lo que realmente le apetece es dejar la pérfida Albión para irse a vivir a Almendralejo, e incluso a españoles que deciden dejar su prometedora carrera de consultoría para irse de peón de albañil a restaurar castillos en Teruel (los tres son casos verídicos). Mis favoritos, de todos modos, son los que no comparten tu religión, y, entre todos ellos, los musulmanes.
Mi primer contacto con el mundo ausente de porcino, fue a través de un hindú la mar de majo.
Encontrábamos a horas intempestivas en la oficina, cuando el pecado de la gula me tentó, y decidí irme a por una bolsa de patatas fritas. Sabor jamón para más señas. Como soy una chica educada, ofrecí mis patatas a mi compi hindú, y él me respondió “no gracias, es que soy vegetariano” (¿Cuánta será la cantidad de jamón en las patatas sabor jamón?). A ciertas horas, uno se pone a hablar con los compañeros de casi cualquier cosa… y a mi se me ocurrió preguntarle al mío que si era vegetariano estricto, o si tomaba leche, y ese tipo de cosas. A lo que me responde que sí, que toma leche, huevos… y pescado, pollo, cordero… Cara de estupor por mi parte. “Pero… tú no eres vegetariano, tú eres musulmán!!!”. Y me dice que sí, pero que es más fácil explicar que es vegetariano a que es musulmán… Y es más fácil de explicar, señoras y señores, no por la cantidad de palabras a usar, o por posibles implicaciones racistas, sino por la problemática del cerdo en los menús del día.
Cuando uno curra lejos de casa, tiene dos opciones: tupperware (o carmanyola como le llaman por estos lares), o menú del día. Mi opción es la segunda. Siempre. (Algún día habrá un post sobre el Ruiz…).
Como no tengo restricciones alimenticias (aparte del plátano), no me preocupan sobremanera los ingredientes de las cosas. Pero, hete aquí que vas a comer con un musulmán. Que no habla castellano.
Lo primero es traducir, que a veces es complicado (¿Cómo le traduces a alguien “callos a la madrileña”???). Lo siguiente, comprobar qué platos no tienen cerdo. (Los callos… ¿tienen cerdo?)
Llegas… primeros platos. Pongamos “garbanzos”. Pues ya tienes que preguntar “¿Con verduras o con de todo?” Con verduras: seguro que tienen también chorizo (cerdo). No vale. Con de todo: de todo del cerdo. Tampoco vale. (No sé ni para qué pregunto. Los garbanzos siempre están fuera.¡ No sé cómo se dice en inglés!) Pongamos “ensalada”. ¿Qué tipo de ensalada? ¿No tendrá taquitos de jamón? (cerdo). ¿O jamón de York? (cer… bueh, lo que sea). “Sopa”. Hecha con huesos de… ¡porcino! Ya no vale. Cuidado con los “macarrones a la bolognesa”, la carne de la salsa de Bolonia es de… ¡cerdo!
Segundos platos. Lomo por descontado que no. Albóndigas ni oler. Chuleta aléjala. Venga, un filete de ternera, que de eso suele haber… en ese momento… ¿Cómo convences tú al mahometano de turno de que lo fríen en una plancha diferente al cerdo??? ¡Pero si usan la misma hasta para el pescado!
Complicado, ¿eh?
La semana pasada fui a un Japonés de plato del día (sí, sí, existen), y el musulmán que compartía la mesa pidió “pizza japonesa”. (Flipa. Primera noticia de que los japoneses tienen pizzas). Cuando llega su plato… La pizza tenía jamón (¿Cuantos cerdos habrá en Japón?). Sin segundo plato. ¡Castigado!
¿A dónde les llevas? ¿Cómo pasas el sofoco de pedir a la cocinera que te explique qué utiliza para hacer las salsas? Es más… ¿Cómo haces para llevarles de tapas? ¿Les embutes a rabas y pinchos de tortilla? ¿Y si invitas a gente a casa? ¿Haces una encuesta inicial consultando alergias, gustos y religión? (debería preparar una Excel).Y eso que hay casos más complicados. Hay quien no come vaca (ternera, cualquier cosa con cuernos…). ¿Cómo le preguntas al metre de un asador vasco si tienen un poquito de pollo a la plancha porque aquí los amigos no comen chuletón? (verídico también). Claro, te echan del restaurante a patadas. Y con razón…
Siempre queda la opción de J, que lo arreglaba todo en las cenas de proyecto. Cuando alguno de los “problemáticos” preguntaba “¿Qué es eso?” señalando al jamón, él contestaba “pollo rojo”. Y nos quedábamos todos tan a gusto.
Por ahora, no he encontrado a nadie que tenga problemas con el pollo…

3 comentarios:

Lemurido dijo...

Es mucho más divertido cuando tienes irlandeses -la mayoría no pueden vivir/comer sin alcohol-, musulmanes ,que les pasa todo lo contrario i algún judio -lo de la comida kosher sobrepasa cualquier limite de prohibiciones entendible- en la misma mesa... ahí solo se puede beber agua, (con ginebra para el Irlandés, por favor), y de comer... mejor ni hablamos...

txanogorritxo dijo...

Está claro que tienes mucho más mundo que yo... Aún no he conocido a ningún judio, pero debo decir que me apetece... Para cuando un voltio por Tel Aviv?
(Por cierto que el otro dia en el hipercor ví una sección exclusivamente dedicada a la comida kosher... de piedra que me quedé...)

prinzzchavo dijo...

¡Qué cierto!

Bueno, lo del kosher tenía entendido que es la releche en doble verso.

Yo reconozco que me hice vegetariano un par de semanas, pero fue por falta de presupuesto.

Lo que en realidad no comprendo es a los vegetarianos que lo son por no hacer daño a ningún animalito...pero luego comen pescado.

En fin, para un tio criado en el catolicinismo, comer de todo es lo único que queda del jardín del Edén, al menos hasta que volvamos a ir todos en hoja-parra