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jueves, junio 19, 2008

Internet grandioso... (i)

http://www.ijam.es/

(Ahora que soy "semiapplefan" es de lo más adecuado... unas risas, no lo podéis negar)

lunes, junio 16, 2008

“Such is Life” (que dirían los ingleses)

Hoy es un día de los de granja de pollos. Llevo un par de ellos en menos de una semana… y ¡esto no puede ser! No es posible necesitar vacaciones cuando no hace ni un mes que volví de un estupendo descanso.
En realidad, los dos días han sido más bien de “lentejas” (si quieres las comes, y si no… pues también), y a mí estos días me ponen muy nerviosa.
Así que tenía que decidir si: a) hacer la compra. b) escribir algo. c) ir a casa a tocar la flauta (en el sentido más estricto de la palabra… mis estimados lectores, ¡me la he traído a esta ciudad! Pasa a ser, por tanto y oficialmente, mi casa).
Obviamente, me he decantado por la segunda opción. (También tendré que hacer algo de la primera, porque la nevera tiene telarañas…)
Y, lo primero que se me ha venido a la cabeza cuando he pensado en escribir, ha sido unas líneas en el Messenger esta mañana.
-- Otro: “es que los chicos están deprimidos, así que les he preparado esto”
-- Yo: “deprimidos? Qué ha pasado?”
-- Otro: “Nada, una pequeña confusión, que ha hecho que tengan que repetir parte del proyecto”
Y me he puesto a pensar en qué pasa cuando en el curro hay una “pequeña confusión” y toca repetir parte (o todo) de lo que estás haciendo. Lo que pasa son horas extras, agobio, agotamiento, juramentos en arameo y lloros (no necesariamente en ese orden). Para deprimirse no suele haber demasiado tiempo. Los juramentos en arameo se hacen a la hora del café, para no perder tiempo.
Así que he pensado en lo que decían en el curso ese “lavacerebros” que tuve hace poco: que las “nuevas generaciones” necesitan mucha más motivación y reconocimiento.
En cristiano: Cuando “nos” éramos pequeños (definitivamente, ya soy vieja), e ibas a una competición de lo que fuera (pongamos natación), al primero le daban medalla. Con un poco de suerte al segundo y al tercero. A partir de ahí, se siente. Si querías medalla, haber ganado.
Ahora no. En las competiciones de natación dan medallas al primero, al segundo, al tercero… y al decimosexto si hace falta. No sea que se vayan a deprimir o algo.
Yo nunca sufrí collejas de los profes (igual porque era un repollo de niña), pero sí recuerdo que en clase había abusones, y marginados, y repetidores, y pelotas, y de todo… al parecer, ya no. A los abusones les denuncian, a los marginados les llevan al psicólogo, los repetidores no existen y los pelotas… bueno, supongo que siempre habrá pelotas. Los pelotas siguen sacando notas estupendas y siguen vilipendiados por el resto de la clase. Eso sí, por lo bajini… que si no se convierte en acoso, y pasan a ser denunciantes.
La cuestión es que hay que tener cuidado. Y dar muchas palmaditas en la espalda.
Pongamos que hay que hacer una “O” con un canuto.
Pues tú te acercas y dices, “hola buenas. Que necesitamos una “O” con un canuto. Cuando la tengas me avisas”. Ya te digo si te avisan…
-- el de la O: “Que ya he encontrado el canuto.”
-- yo: “Ajá”
Diez minutos después:
-- el de la O: “Ya tengo la tinta.”
-- yo: “Ajá”
Diez minutos después:
-- el de la O: “He conseguido el papel.”
-- yo: “Ajá”
Diez minutos después:
-- el de la O: “He hecho la O.”
-- yo: “Vale, ahora necesitamos una I.”
Dos horas después:
-- el de recursos humanos: “El de la O dice que se despide. Que no valoras su trabajo”
-- yo: “¿Lo cualo?”
Normal, la conversación debería haber sido:
-- yo: “hola buenas. Si no es demasiada molestia, me gustaría saber si no te importaría, y te sientes capacitado para hacer una “O” con un canuto. Los canutos están en la estantería A, la tinta en la B, y el canuto en la C. Si no es demasiada molestia, hazme un informe de progreso”.
-- el de la O: “Que ya he encontrado el canuto.”
-- yo: “¡Enhorabuena! Has conseguido un hito intermedio en este importantísimo proyecto. Mereces estos dos gallifantes que te entrego con respeto”
Dos horas después:
-- el de la O: “Ya tengo la tinta.”
-- yo: “Veo que avanzas a una velocidad asombrosa. Y haces tus tareas en tiempo y forma. Tres gallifantes!”
Dos horas después:
-- el de la O: “He conseguido el papel.”
-- yo: “Como bien sabes, este es un punto importantísimo y fundamental para la consecución de los objetivos marcados. Dos gallifantes. Y vamos a celebrarlo con una cena.”
A los dos días:
-- el de la O: “He hecho la O.”
-- yo: “(fuegos de artificio, la banda tocando pompa y circunstancia. Un grupo de animadoras agitan sus pompones con emoción. Papá y mamá han venido a verlo…). ¡Maravilloso! ¡Espectacular! ¡10 gallifantes y una merecida subida de sueldo! Ahora, como estarás agotado, toma unas merecidas vacaciones (pagadas). A tu regreso evaluaremos la posibilidad de hacer una I”
Y así no se deprimen.
Pero, normalmente, las cosas no funcionan así… Normalmente no queda otra que, después de las lentejas, decir “Así es la vida”. Suspirar, y jurar en arameo durante el café. No suele haber tiempo para deprimirse. Y menos para el psicólogo…
Sobre lo de que se despidan, igual hasta salimos ganando…

(A veces parezco tan vieja cascarrabias que me doy asquito)