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viernes, septiembre 07, 2007

Enganchada a las series de la tele (estabilidad fisicoemocional)

Tengo una afición un poco curiosa. Me gusta buscar palabras en los diccionarios. Sus significados, de dónde vienen… ¡cada uno tiene sus rarezas, no pongas esa cara! Y si has leído unos cuantos post de éste blog, ya sabes que yo soy la mar de rara…
Claro, para mí descubrir el
diccionario de la RAE en Internet, fue como para un niño descubrir que existe disneylandia, port aventura, o lo que sea que les gusta a los niños de ahora.
(Algún día contaré mi descubrimiento de la web completa y absolutamente dedicada a Jane Austen. Y ahí sí que vais a flipar).
En la RAE me explicaron la diferencia entre “estar” y “ser” soltera, allí descubrí la tercera acepción de crisis, comprobé que onomástica no se escribe con h… Es una especie de lugar especial, como de casa, como el bar de siempre… y deja de poner esa cara de “qué rara es esta tía”, que te están mirando raro las personas de tu alrededor.
Entrando en la RAE, buscando “estabilidad”, encontramos lo siguiente:
estable.
(Del lat. stabĭlis).
1. adj. Que se mantiene sin peligro de cambiar, caer o desaparecer. Temperatura, economía estable.
2. adj. Que permanece en un lugar durante mucho tiempo. Inquilino estable.
3. adj. Que mantiene o recupera el equilibrio. Un coche muy estable.
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O sea, que no cambias, o que permaneces en un lugar, o que tienes equilibrio…
Las personas pueden ser estables o no estables. Y en distintos sentidos.
Tenemos la estabilidad física. O sea, cuanto tiempo te pasas en la misma localización. Es decir, una persona que viva siempre en la misma ciudad, tendrá alta estabilidad física. Yo tengo una estabilidad física que da pena…
Tenemos la estabilidad emocional, que se divide a su vez en dos partes: la emocional sentimental, y la emocional familia-amigos. Todos sabemos a qué nos referimos. Nada de montañas rusas de “megustanomegustaodiosmiolevinoleviyanotequierovetedemilado”. Nada de casos extraños. Ante todo, mucha calma…
Hay muchas formas de medir la estabilidad de las personas. Y una de ellas, para mí de las más importantes, se basa en la cantidad de series de la tele que te puedes enganchar… y te enganchas.
Por ejemplo: decides ver la serie de médicos que ponen los martes por la noche. Al cabo de un par de semanas, te has enganchado. Ya quieres saber los rolletes de los protagonistas, qué pasó con el enfermo aquel, si funcionó el fármaco milagroso… En este punto, estás a punto de engancharte. Un poquito enganchado ya.
Entonces, si eres estable físicamente, todos los martes estás en el mismo país y tienes la posibilidad de verlo. Si eres estable emocionalmente, no sales de juerga los martes, y te quedas en casa con “churri” o “cariño” (según el caso), viendo tranquilamente la tele, hecho un ovillo en el sofá, con una mantita si hace frío. O sea, que te terminas de enganchar.
Si no eres estable físicamente, resulta que al tercer martes estás en otro sitio, donde no ponen esa serie el mismo día, y además resulta que si la ponen hablan raro. Y no te enteras de qué pasó con el enfermo, y piensas que seguro que la palmó. Y te pones triste… y sales a tomarte unas copas para que se pase el mal trago. Si no eres estable emocionalmente, estás por ahí de parranda tomando copas, con los amiguetes, bien porque quieres encontrar un “churri” o un “cariño”, bien porque no quieres encontrarlo. O sea, que terminas alcohólico perdido.
Con lo cual:
· Estable -> Adicto a la tele.
· Inestable -> Alcohólico.
Salimos de Guatemala y nos metemos en Guatepeor…
A mi me molan las series. Me gusta engancharme. Preferentemente, verlas a solas, o algunas con mi hermano, que nos emocionamos como unos tontos, y luego comentamos las mejores jugadas. Y como soy inestable-física-todavía-no-demasiado-alcohólica, tengo que buscarme la vida para ser adicta a la tele… y para eso está Internet. Si no, que se lo digan a
Espoiler.