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viernes, julio 27, 2007

martes, julio 24, 2007

Arándanos






Me encontraba yo el otro día en la consulta del médico de cabecera, a ver si me hacía caso con mi pequeño problema de salud.
Como debía estar muy ocupada la médico, me recibió una hora y media después de la hora que ponía en mi papelito de la cita. No estuvo del todo mal.
Conocí a una señora que toma sintrón, que tiene un marido que también toma sintrón, y la enfermera va a su casa a sacarles sangre, y ella la invita a café con pastas. De paso, conocí a la enfermera, que volvía de sacar sangre por esos mundos de dios, y que llevaba una ropa horrible y unas gafas chillonas. Decididamente, las enfermeras de mi ciudad natal visten mucho mejor que las de mi ciudad de adopción.
También conocí a una monja, que iba a acompañar a una misionera, recién llegada de Sudamérica, y que iba a hacerse un chequeo. A esas dos luego me las encontré en la junta municipal, en la cola del censo. Y se ofrecieron a colarme y todo… Claro, tienen que hacer obras de caridad!
También había un panchito enorme, que nos fastidió la conversación de “es una vergüenza lo de los inmigrantes, que vienen a nuestro país, y usan nuestros médicos”, que a mí me gusta tanto… Claro, el tipo era muy grande, y la del sintrón decidió que iba a dejar el tema. Yo se lo agradecí mucho, porque si había que soltar adrenalina dándole a alguien un bofetón, tenía yo todas las papeletas. La del sintrón estaba a mi lado, tenía 80 años, y no es plan de darle un sopapo. La casi treintañera de su lado (yo) hubiera sido una opción más aceptable. El pack monja-misionera miraba al techo, y la china de la cola aparecía y desaparecía intermitentemente, así que no contaba.
Después de la amigable charla con mis compañeros de cola, me tocó el turno.
La médico dijo que no tenía nada. Eso me tocó las narices.
Saqué mi historia completa, y la médico se la tuvo que leer y rectificar. Eso, le tocó la moral.
Después de tanto tocamiento, procedió a darme volantes para pruebas (¿por qué los volantes se llamarán volantes? ¿No deberían llamarse “el papelito con el que te vas a tener que pasear por todo el servicio sanitario durante una mañana hasta que alguien se digna a hacerte caso para darte hora… y otro volante”??). Además de papelitos para pruebas, me recetó media farmacia “porsiaca”, y me dio dos recomendaciones homeopáticas: Tomar una infusión que se llama “hespenosequé”, y muchos arándanos…
La infusión la compras en la farmacia y perfecto. No sé si hará efecto, pero por si acaso…
Los arándanos hay que irse a “tiendas especializadas”. O sea, herbolarios.
Tú entras al herbolario, y es entrar en el mundo mágico de los botecitos y los nombres raros de moda, como tofu, por ejemplo. Además, en los herbolarios se produce la multiplicación de los panes y los peces, y la colitis de tarjeta de crédito. Básicamente, tú vas a comprar una cosa (por ejemplo, zumo de arándanos), y sales con 37 (zumo de arándanos de dos marcas distintas, arándanos en pastillas, arándanos en infusión, una hierba que viene muy bien para todo, 3 infusiones adelgazantes, unas gotas de vitaminas, galletas de fibras con arándanos, mermelada de arándanos natural sin azúcar, pastillas de extracto de zanahorias para ponerse moreno… y, por supuesto, tofu, que ya que estamos habrá que probarlo). Además, las cosas en los herbolarios no son baratas… aquí llega la colitis (¡Cómo es posible que medio litro de zumo cueste 6 mauros!!!).
Salí yo hiper feliz de la herboristería, dejando una dependienta más feliz que yo, frotándose las manos con avaricia… “esta fijo que vuelve, es una consumista homeópata en crisis de los 30”. Que las dependientas de las herboristerías saben esas cosas nada más mirarte el fondo del iris del ojo, o nosequé que miran ellas…
Llegué a casa con mis mil cosas de arándanos, decidida a que “por arándanos no va a ser”, y esos días basé mi dieta en el arándano.
El fin de semana, lo pasé con mis amiguetes, en una casa rural, así que no era plan de obligar a hacer barbacoa de arándanos… me tomé las pastis y tan contenta.
Ayer lunes, cuando salí de la oficina, decidí ir al hipermercado de al lado de mi hotel, a atracar la zona de herboristería y seguir con mi dieta de arándanos. Y allí estaba yo, feliz, entre estanterías enormes con miles de millones de cosas, buscando zumo, pastis y otras cosas con arándanos. Y descubrí unas cuantas cosas:
1. La herboristería de al lado de mi piso está mejor surtida, y tiene más cosas con arándanos
2. La menopausia femenina tiene muchos remedios homeópatas
3. No hay zumo de arándanos en el hipermercado, no como en mi herboristería.
4. Hay batidos y galletas sustitutivas de comidas de 4 marcas distintas
5. Los arándanos se deben esconder en la parte de arriba y atrás de las estanterías.
6. El zumo de zanahoria tiene buena pinta, pero el de ciruela no.
7. Me alegro de tener que beber zumo de arándanos y no de ciruela
8. Hay más de 15 productos distintos para conseguir un vientre plano. Los 15 tienen nombres estúpidos
9. La de mi herboristería si que sabe. Compra muchos productos con arándanos, no como estos cutres, que no tienen ni uno.
10. Cuando llevas más de media hora delante de los productos dietéticos y naturales, la gente se mosquea y te mira con cara de “seguro que esta come tofu”
Total, que me fui a buscar arándanos por otro lado… Y después de muchos paseos por el hiper, descubrí que:
1. Algunos zumos con antioxidantes de los que anuncian por la tele tienen arándanos. Escogí uno de “manzana, piña, grosella y arándanos” y otro de “piña, papaya y arándanos”
2. El zumo de “frutas del bosque” no tiene arándanos, ni grosellas… solo moras y fresa… ¡que no os engañen!
3. Existen yogures con arándanos. Los de arándanos y fresas están más ricos que los de arándanos solos, pero seguro que no son tan efectivos.
4. La frutería del hiper no tiene arándanos frescos. Sólo fresas. Y eran muy caras
5. Los caramelos de “frutas del bosque” tampoco tienen arándanos, es más, algunos tienen papaya. Yo no he visto muchas papayas por el bosque. Pero igual es que no me fijo. O que los caramelos eran de “frutas del bosque tropical”
6. Mi herboristería si que es buena. Encuentras 10 productos con arándano en menos de 3 minutos, no como aquí, que llevo dos horas.
Y me fui a la caja. Con dos botes de zumo antioxidante, unos yogures de arándanos, 3 litros de agua, barras de cereales con arándanos y unos bollos con arándanos. Todo muy sano. Y con mucho arándano.
Necesito encontrar una herboristería de cabecera aquí, lo de encontrar arándanos en un supermercado es muy difícil y lleva mucho tiempo. Y, además, no tienen tofu.

lunes, julio 16, 2007

Nota al incidente de la niebla

Caspajet acaba de notificarme (por internet) que no me devuelve la pasta por contar con un medio de transporte alternativo.
En el caso de que volara a una ciudad L, que estuviera, digamos, cruzando el mar... ¿Una barca de remos sería un transporte alternativo?
¿Son seis horas de viaje, y llegar con un retraso de más de 15 horas una alternativa para esta gente?

Me siento agresiva.

Muy agresiva.

Busco el número de atención al consumidor...

A las trincheras!


El incidente de la niebla

Remontándonos un par de post hacia atrás, nos podemos encontrar con uno que versa sobre la reciente boda a la que iba a asistir, y el circo de tres pistas (con payasos y todo) que había montado para poder estar presente en la magna celebración.
Hasta el punto de “Sábado mañana”, no hubo ningún problema. Me levanté a las 5 de la mañana porque el vuelo salía a las 7. El taxi llegó a su hora, no hubo problemas para llegar al aeropuerto, facturé sin incidencias, el paso del control de metales y el policial fue correcto, embarque y acceso al avión rápido, y, a parte de tener al lado una pareja que no hacía más que meterse mano, no hubo nada digno de mención.
“Vamos a despegar, abróchense los cinturones, el chaleco salvavidas se encuentra debajo del asiento, bla bla bla…”. Todo como de costumbre. Y, llevada por mis hábitos, fue sentarme en el asiento y oír “puertas de emergencia” y quedarme sobadísima
(es que eran unas horas muy intempestivas…).
Debo mencionar que a la hora de despegar abrí un poco un ojo. El piloto de Caspajet no estaba muy fino….
Seguí sobando con normalidad hasta llegar el momento del aterrizaje. El avión se meneaba cada vez más, y yo no quería abrir los ojos
(para evitar el espectáculo de mis compañeros de fila metiéndose la lengua hasta lugares insospechados… aún tengo pesadillas pensando en esas carnes fláccidas que hacían “blop, blop”. Brrrrr).
Sale el tren de aterrizaje, todos para abajo… y de repente, que empezamos a subir bruscamente.
Joe, sí que es raro este piloto, sí…
“Ding dong” “Atención comandante al habla. Debido a la visibilidad nula en el aeropuerto de D, no podemos aterrizar. Vamos a intentarlo de nuevo en 10 minutos, y si no funciona, iremos a E, allí habrá autobuses esperando para llevarles a D”.
(D y E distan aproximadamente 3 horas en autobús).
¡Cáspita!(1) –dije yo - que faena que me acaban de hacer. Si aterrizamos en E, no llego a la ceremonia… Bueno, ya veré los anillos en la comida…
La chica de la pareja acaramelada, se empezó a poner nerviosa la pobre. “Cariño, ¿esto es normal?”, y el chico, con cara cosmopolita de mundo, (seguro que había estado en el extranjero… en la misma capital del extranjero), la consuela diciendo: “No te preocupes, churri, esto es un procedimiento normal”. Toma ya, El uso de la palabra “procedimiento” es básico en estos casos. Parece hasta que sabe de qué habla…
(Y, debo comentar, que si a mi un noviete, rollete, maridete o lo que fuera el hombre, me llama churri en público y me da palmaditas en la mano, dejamos de ser novios, de enrollarnos, o de estar casados. Churri sólo se puede usar en la intimidad… y casi ni eso. Pero esto será tema de un futuro post…).
Seguimos volando hasta E, (porque, evidentemente, una niebla que se precie no levanta en 10 minutos…) cuando el piloto (comandante o lo que fuera), hace un nuevo anuncio.
“Ding dong” “Atención comandante al habla. Debido a la visibilidad nula en el aeropuerto de E, no podemos aterrizar. Volvemos a Madrid”.
¡Córcholis!(2) – fue mi expresión – O comen tarde, o no llego ni al corte de tarta, brindis o lo que haga esta gente después del segundo plato… ¡Con suerte llegaré a la barra libre!.
Me pongo a contar horas, para ver si llego o no, y de paso para no pensar en la cara de descomposición de Churri, que está siendo abrazada por Cariño para darle apoyo moral o algo. Han dejado de meterse mano (algo bueno tenia que pasar…), pero igual si Cariño me ve con cara de preocupación me abraza también. (Recuerdo del blop blop. Brrrrrrrrr). Veamos. Salí a las 7 de A, pensaba llegar a eso de las 8.30 a D, una hora para llegar al hotel, otra para vestirme, 10.30. A las 11.30 había quedado para ir al evento… así que mi plan inicial tenía una hora de margen y todo. Pero ahora, son las 10, y estoy volando de nuevo a A, con lo cual, con un poco de suerte, a las 12 saldría el avión que nos han prometido que nos llevará de A a D, llegaré a la 1, a las 2 al hotel… igual llego a comer aunque me pierda los pinchos… Ni tan mal…
Aterrizaje en A (ni una brizna de niebla a la vista), salgo escopeteada hacia la puerta (Churri y Cariño están celebrando el aterrizaje con mucho amor…), y bajamos todos en fila de a dos a la recogida de equipajes, a ver qué dicen.
Dicen que avión, ja ja. Que nos ponen un autobús y vamos que chutamos. Glups. No llego ni a la barra libre. Entre A y D hay 6 horas de autobús. Indignación. Gritos. Lágrimas. Dos niños gemelos de dos años aparecen y desaparecen por las cintas de maletas. Se lo están pasando estupendamente hasta que la madre se da cuenta de lo que están haciendo. He ahí las lágrimas.
Las explicaciones de las dos pobres personas que han puesto para que despedacemos entre los pasajeros del avión son versiones contradictorias. Para una el autobús sale en hora y media. El otro todavía tiene la versión naive de que nos van a poner otro avión. Ja ja. Los ánimos se caldean. Estamos llegando al punto de agresión a los cabeza de turco. Esto huele mal… cuando se oye un grito. “¡Nuestras maletas!!!!” Marabunta de gente hacia la cinta. Yo aprovecho para hablar con la del autobús, ahora que no hay gente.
“Las reclamaciones arriba en el mostrador, el autobús en hora y media” Pero… si era hora y media hace media hora!”.
Correcto. Aquí ya no pinto nada. El autobús no va a parar donde las maletas. Además, vuelve la marabunta cabreada con maletas a seguir preguntando…
Mostrador. 30 personas delante. Horror. 1 hora de espera y me toca el turno.
“El autobús en hora y media” “Ya, bueno, pero eso era hace hora y media… saldrá ya, ¿no?” “Bueno, es que todavía no sabemos cuando llegan”. Cara de estupor. “Vale, entonces quiero que me devolváis el dinero” “Muy bien, para eso tiene que poner una reclamación en Internet” “¿Cómo?????” “Internet, donde compró el billete” “Pero… no, yo quiero mi dinero ahora” “Pues no se puede, sólo por Internet” “Vale, entonces quiero la hoja de reclamaciones” “Estupendo, también está en Internet” “ADSÑLADSÑLFJAFJADSIWERIOKLDFJKLDFGWIRUOIERGJLRKJWPOR” (3) “Vale, ¿donde hay acceso a Internet?” “Uy, pues es que están arreglando la Terminal y no hay acceso a Internet público” “DFSPRITTRDSKJLASGIPORWI`0QERIJLERWQERIPORQWEDFSKÑLDFSIOAITLFDFSPQE”(4)
Me encuentro en A, mil horas después de haber despegado de A. Ya he comunicado a la novia que no voy a poder asistir a la boda porque a) Caspajet es una caspa, como su propio nombre indica, b) Si me pusiera ahora en camino llegaría a arroparles y darles las buenas noches, c) fallezco del cansancio.
Llevo una maleta enorme con un vestido de boda, ropa para una semana y un sobre hortera con dinero.
Por lo menos, no he vuelto a ver a Cariño y Churri. Voy a buscar un taxi que me lleve a la estación de autobuses. Tengo que llegar a C, mi vuelo del lunes sale de ahí. Y voy a darme prisa. Creo que veo a Churri saliendo por la puerta de la Terminal…
(1) Sustituir por una palabra malsonante.
(2) Sustituir por una palabra más malsonante si cabe
(3) Sustituir por frases malsonantes y ofensivas generales
(4) Sustituir por frases malsonantes y ofensivas sobre Caspajet, sus empleados, las familias de sus empleados, las obras, el aeropuerto, el arquitecto que diseñó el aeropuerto, y cualquier otra persona o ente que se les ocurra.

viernes, julio 06, 2007

Hace ya mucho tiempo...


(Hoy es el día. Llevo un pañuelico rojo en el bolso, esperando que lleguen las 12...).
Dedicado a los que compartimos aquellos días de risas y champán en casa, haciendo turnos para preparar la comida; a los que tocábamos por las calles; a los pantalones que andaban solos hasta la lavadora; a los fuegos artificiales con música; al navarrico que me sacaba de paseo a tomar sorbete en la plaza del Castillo; a los desayunos en la taberna con primos que se iban; a los madrileños que traían churros fríos y se agobiaban sin móvil; a las celebraciones de cumpleaños del día 5 que nos dejaban con resaca; a los primos que se caen de los árboles; a los cantos de "hola don pepito, hola don josé" en la plaza; y un pequeño guiño a V, que hoy es su primera vez.
A J, que me regaló el pañuelico para que me acordara todos los años, sin importar dónde estuviera, de que un trocito de mi corazón estará siempre allí.

jueves, julio 05, 2007

La existencia de sobres para meter el dinero que regalas en una boda


Este fin de semana tengo una boda.
Es en una ciudad diferente a cualquiera de las que visito habitualmente y no voy con amigos (evidentemente, tampoco voy con pareja). Por tanto tengo, por un lado, que reservar un hotel, y, por otro, hacer un plan de viaje para pasar el mayor tiempo posible en alguna de “mis” camas. (Definición de “mi cama” u hogar: Lugar en el que no tengo que cambiar las sábanas obligatoriamente cuando me voy, y por la que, además, no pago en recepción).
El hotel ya está reservado, y el viaje planeado. Lo del hotel no ha tenido mérito, porque se hace más o menos fácil.
El plan, aunque enrevesado, creo que es óptimo desde el punto de vista de movimiento de maletas y de estancia en hogar. Voy a explicarlo:
Yo tengo un piso en la ciudad A, trabajo en la ciudad B, mis padres viven en la ciudad C, y la boda es en la ciudad D. (por ahora, fácil). Estoy en la ciudad A, porque tengo un curso, que acaba el miércoles. Con lo cual, haremos lo siguiente:
· Jueves mañana: vuelo de A a B, para pasar una noche, así que solo me llevo el pijama y camisa limpia (yuppie total… a veces me doy tanto autoasco…)
· Viernes tarde: vuelo de B a A. Voy a la peluquería (¿Cuánto dura un peinado de peluquería? ¿Llegará a un día? Crucemos los dedos), hago la maleta. Con un poco de suerte, unas cañas tranquilas con amigos.
· Sábado mañana: vuelo de A a D. Bodorrio, risas o lo que sea… bla bla bla…
· Domingo mañana: autobús de D a C. Cañitas con amigos si es posible… tranquilas también. (Con un poco de suerte estaré de resaca)
· Lunes mañana: vuelo de C a B. Currar con normalidad toda la semana…
Suena un poco enrevesado, pero prometo que el movimiento de maletas y los gastos son mínimos.
Bueno… la cuestión es que tengo la boda. Cuando uno tiene un evento de este tipo, se tienen muchas preocupaciones aparte de las logísticas ya mencionadas. El traje, el peinado, los compañeros de mesa (a esto dedicaré un post exclusivo, que da para mucho), y, por supuesto: EL REGALO.
Yo antes era de las de “regalo algo, que el dinero es muy frío”. Eso era hasta que llegó la avalancha de bodas en la que me veo inmersa. Ahora, para pensar en el regalo, matizo…
El matiz viene por la relación con el futuro matrimonio, la cantidad de amigos con el que lo hagas, y el tiempo disponible para buscar un regalo (en la actualidad, 0). Así pues:
· Si son íntimos y el regalo es de grupo extenso (cuadrilla): Dinero + complemento. Complemento es detallito para que echen unas lagrimillas en la boda y luego lo tengan que poner en casa por los restos, no sea que aparezcas de improviso y no veas el cuadro que hicimos entre 15 amigos en 5 minutos con pinturas al dedo. Se le suele denominar también “vaya gracieta que les hacemos, se van a acordar de nosotros por los restos”. (Cuando uno no se pone de acuerdo en la cuadrilla, se queda en dinero + vergüenza… ¡a veces pasa!)
· Si son íntimos y el regalo es de grupo reducido: Algo. Normalmente, algo que ellos quieren/necesitan. Se intenta escoger con los afectados, o sea, el futuro matrimonio, para no hacerles la faena del complemento, porque “algo”, normalmente, es más caro. Dejarse una pasta en una gracieta da nosequé.
· Si no son tan íntimos: Pasta. Punto pelota. Para que nos vamos a comer más la cabeza. Es lo que quieren y aprecian.
Así que, pongamos que vas a ir a una boda, y vas a dar dinerito. También aquí tenemos dos opciones: transferencia o en mano.
Mi favorita es la transferencia, cómoda, limpia, segura, se puede hacer desde la oficina en dos minutos…
La opción de la mano, es mucho más difícil. Veamos… el dinero se mete en un sobre. Correcto. Hasta ahí vamos bien. (A ver dónde meto el sobre. El bolso es demasiado pequeño.) Después… hay que meter algo más en el sobre: una carta, una tarjeta… algo que diga que eres tú el que pones la pasta y tal. No sea que piensen que es de un donante anónimo, y que tú eres un poquito de la hermandad del puño. (Hum). ¿Tarjeta de visita? (No tengo). ¿Una carta en un folio? (Un poco pobre, ¿no?) ¿El nombre en el remite del sobre? (pfffffff). ¿Una tarjetita graciosa con algún tipo de dibujito para firmar? (Eureka!). Así que escogemos la última opción.
Vale, ahora hay que buscar dónde encontrar un sitio con tarjetas. Vamos al sitio típico, y hallamos una estantería llena de postales. Veamos… cumpleaños (de 0 años, de 1 año, de 2 años… así hasta 105 años aproximadamente). Bienvenida al nuevo niño/niña (propio o adoptado. ¡Hay de las dos!). Bautizo, comunión, confirmación (sí, sí… verídico también). Despedidas de soltero y soltera ¡Por fin! Llegamos a las de boda. Graciosas, musicales… y de repente…

¡Aparece!
¡Con portabilletes!
Sí, has leído bien… ¡CON PORTABILLETES!
(Esta gente piensa en todo, está visto, no queda nada por inventar.)
Son unos sobrecitos alargados, la mar de monos, con florecitas, o matrimonitos, o, en mi caso, zapatitos en la portada. Cuando lo abres, tiene una solapita para meter el dinero (¿Cabrán billetes de 500 euros ahí? ¿Existen los billetes de 500 euros? ¿Alguien ha tocado alguno?) Flipante. ¡Es que piensan en todo! ¿En todo? ¡No! Porque cuando abres el sobrecito, en la solapita, aparece un mensajito impreso que dice algo así como: “Os deseamos toda la felicidad”, o “Queremos que lo disfrutéis”, o “Gracias por invitarnos”. ¿Y qué tienen todas estas frases en común? ¡Que son en primera persona del plural!
Y, ahí me tenéis, flipada con el hecho de que existan felicitaciones de boda con portabilletes, y sin poder escoger una porque, como buena single, voy sola a la boda. ¿Qué hago? ¿Tacho “deseamos” y pongo “deseo” encima? ¿Uso tippex? ¿Pongo una reclamación a la cámara de consumo? ¿Decido no ir a la boda?... ah, la duda.
Existen sobres con portabilletes, pero no con mensaje en primera persona del singular. Has organizado un viaje que pasa por la mitad de la geografía española para asistir a una boda, y no sabes dónde poner el dinero que llevas para regalar. En la era de Internet, la gente te pide que les lleves el dinero en mano.
Qué paradojas tiene la vida.
(A modo de postdata, mencionaré que escogí una postalita con zapatitos, lacitos, florecitas y portabilletitos, la mar de lila, en tonos pastel, porque era la única que tenía un mensaje en singular. A veces soy hortera porque no tengo otro remedio…)
(Igual les incluyo un flamenco rosa a modo de complemento. Para que se acuerden de mí…).

De por qué no he escrito estos días

¡Todos tranquilos!
No me he aburrido, ni me he rajado, ni me han abducido los extraterrestres...
He estado en un curso estos días, y no tenía conexión a internet.
Es por ello que no he actualizado nada.
Paciencia, muchachos. Esta tarde publico...