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lunes, octubre 13, 2008

Ay, el amor… (Primer capítulo. El crush)

Últimamente, no sé por qué, he tenido varias conversaciones sobre el amor. En mayúsculas y en minúsculas. Mezclado o no con el sexo. Bastante filosófico en cualquier caso.
Y no es que me haya enamorado (¡crucemos los dedos!), sino que, simplemente ha coincidido… conversaciones de chicas (como ese sexo en cork que dice Sa), de chicas y chicos, de quien se enamora y desenamora.
Creo que el otoño es un poco como la primavera. Pero se cae más el pelo…
La cuestión es que delante de una taza de té (o café), o en una parada de autobús, o esperando a que traigan la comida en el restaurante, se pone uno a debatir sobre qué es y qué no es el amor. Cuál es la diferencia entre el enamoramiento y el Amor. Cuánto dura el amor. Qué es lo cotidiano, lo cómodo. Hasta qué punto lo necesitamos. Por qué mezclamos cosas muchas veces. Qué son las mariposas del estómago. Los cuernos. La importancia de la infidelidad. El alcohol… jejeje!
Y hoy he tenido una conversación de esas, y he pensado “claramente momento blog”.
Hablábamos del principio del enamoramiento. Yo lo llamo “crush”.
To have a crush on sb, perder la cabeza por alguien (Según mi adorado wordreference).
Hay de varios tipos, por supuesto.
El "crush" platónico... te gusta, no sabes si le gustas (¿importa?), pero mientras tanto disfrutas viéndole y demás... Es el mítico momento de “gerente buenorro”, “analista bombón”, “amigo de mi amiga que está de morirse”. Creo que es de mis favoritos. Aplicado al curro a uno le anima para venir a trabajar algunos días, la verdad. Rara vez se hace realidad. Al menos en mi caso…
El "crush" no correspondido, te gusta, no le gustas... larga temporada intentando quedar con la otra persona. Te da largas. O no. No te atreves a decir nada. Te planteas el momento de mencionar “tus sentimientos”. ¿En qué punto se pasa de follable a amigo? Mierda, se ha echado novia. Etc. etc.
El "crush" correspondido, te gusta, le gustas... mariposillas, mariposillas... peligro, peligro!
Puede derivar en:
"Me sigue molando". Empiezas a "salir". Todo se tranquiliza más, pasas a las siguientes fases...
"No era como yo creía". Un par de cosas te molestan, de repente no es como imaginabas. Se acaba. De una de las siguientes formas:
a) Bien: los dos están de acuerdo con que no hay futuro. Un tiempo de no verse y luego te llevas bien
b) Regular: están de acuerdo, pero la manera de "romper" es discutiendo. Puedes dejar de verte y no volver a saber nada de la otra persona. O volver a verla y pasar a amigos. O en el asqueroso círculo vicioso de “ni contigo ni sin ti”. El perro del hortelano. Ni come ni deja comer.
c) Mal: no se está de acuerdo. Una parte está dolida... La otra se siente culpable. Nadie se atreve a romper el contacto. Se alarga al infinito. O una de las partes pone tierra de por medio. O novio de por medio. Todo se permite…
En cualquier caso, de todo se sale y todo se supera. Los crushes estos son estupendos mientras duran. Y la mar de agradables.
Es mucho mejor que termine bien, por supuesto (y pasar a la siguiente fase), aunque muchos muy divertidos se quedan como “no era lo que yo creía” y son mejores todavía. Eso sí, si terminan bien.

Que te quiten lo bailao…

jueves, octubre 02, 2008

El Baul de la Piquer

Concha Piquer (Doña Concha) fue una artista de variedades y gran cantante, estrella del cuplé. Se hizo famoso su baúl, donde llevaba todos sus cosméticos y la ropa que necesitaba en sus giras por todo el mundo, y se nombra tanto para indicar que alguien viaja mucho (más que el baúl de la Piquer) como para que en una maleta o armario caben muchas cosas (más que en el baúl de la Piquer).

Mi padre me llama Concha.
En honor al mencionado baúl.
Digamos que he comenzado una pequeña racha de viajes… y cuando paso más de 5 días en el mismo sitio aplaudo! (como se verá más abajo, sólo voy a aplaudir una vez este mes…).
Recordáis el periplo del “la existencia de sobres para meter el dinero que regalas en una boda”?
Nota mental, tengo que terminar de escribir “de Barbados y mi devoción por San Antonio”… que si el de la niebla os gustó, este os va a encantar.
A lo que íbamos. En el mencionado post, comentaba cómo en un fin de semana iba a salir de A, pasar por B a recoger unas cosillas, ir a C, disfrutar de una boda, pillar un autobús a D y por último volver a A.
Bueno, pues esta semana, del estilo. La tabla siguiente indica mi situación de estas semanas…



Donde A es el lugar donde tengo mi “base de operaciones”, E es donde vive mi familia, y C donde tengo el trastero con todas mis cosas. B y D, sitios no habituales.
Contando un poquillo, nos salen 9 vuelos en un mes.
Y estoy “acojoná”.
Aunque sólo sea por estadística:
· Al menos me van a perder la maleta una vez
· Sufriré unos 3 retrasos. Uno de ellos de más de dos horas
· Me cachearán 8 veces
· Me harán quitarme los zapatos 5
· Discutiré con los de seguridad en 6 ocasiones
· Perderé dos libros. Uno de ellos lo volveré a comprar porque las 10 primeras páginas “eran prometedoras”
· Le regalaré a mi madre dos imanes de nevera
Ahí es nada. La mar de entretenido.
Lo peor de todo es que nos vamos acostumbrando y lo echaré mucho de menos cuando deje de hacerlo… Esta sensación aeroportuaria, donde ves a la gente y sabes “quien es quien”. Cuando el de seguridad te saluda en la cafetería. Los famosetes que ves aquí y allá (ayer volé junto a Antonia De’llAtte… o como quiera que se escriba…!!! Solo me falta la Obregón…), las tiendas, las cocacolas a 5 euros, las salas de fumadores para leprosos, los taxistas, la búsqueda de precios en las cremas, la simpática librera que te recomienda novedades, las discusiones con la guardia civil sobre la peligrosidad de llevar bolis en cabina…

Y la ilusión de conseguir puntitos para la tarjeta de fidelización de la compañía aérea. ¿Para qué? Claramente, para volar más.
¿No os habéis fijado en las top models y los actores a los que entrevistas? Todos dicen: “puf, viajar es un peñazo, cansa mucho”.
Pues lo mismo digo yo.
Con unos rayos UVA y un poco de dieta, la Naomi Campbell a mi lado, una aficionada.